Aunque cueste creer, 200 años después la historia vuelve a repetirse y no necesariamente por tratarse de los ciclos que invocan los cultores de la dialéctica, sino porque la naturaleza humana se encuentra siempre en la lucha eterna entre los crápulas y los héroes; entre los libertarios y los canallas, entre los opresores y los rebeldes.
No se puede olvidar que los ecuatorianos de entonces estaban cansados más que de la opresión, del cinismo con que se abusaba. Un reino que dejo de reflejarse en sus colonias, que permitió el robo y la corrupción, que pretendiendo huir de la prensa libre e independiente mandó a colgar a los precursores de nuestro periodísmo. Hasta el límite de su tolerancia estaban nuestros antepasados, de un régimen permisivo con los bandidos, racista y que dirigia todas las capacidades del poder público a saciar la visión mesquina y egoísta de sus sistema.
Aún más importante es no olvidar que en estas tierras ni la muerte, ni la persecución , ni el hostigamiento han podido aplacar los deseos de libertad de las personas, los barrios , las ciudades y los campos. Un pueblo que siempre supo encontrar sus campeones , su capitanes para encabezar sus lucha, un país que jamás rehuyó al encuentro con la historia, ratificando y obligando a respetar sus derechos.
Dos siglos después, el país revive su coraje intacto. Ese coraje que inútilmente intentaron ahogar en la sangre del Cuartel de Lima. No dejarnos oprimir es una promesa que nuestros antepasados hicieron sobre los primeros que se lanzaron arranchar su independencia de manos del despotismo y cayeron abatidos por la tiranía.
Ha pasado el tiempo y volvemos a mirar a quienes violan impunemente una Constitución lograda bajo acusaciones de fraude. Comenzamos a colmarnos la paciencia ante quienes han usurpado todos los poderes públicos, en algo que la ciencia política llama TOTALITARISMO. El país duerme intranquilo bajo la amenaza de grandes deficits fiscales amazados por los gastos irresponsables y dadivosos para apuntalar una popularidad efímera.
Todos hemos visto y oído los elogios y defensas entre las FARC Y el gobierno. Vemos al crímen crecer y a los asambleístas de gobierno volverse mansos y contemplativos para reformar las leyes penales.
Hemos visto llamar a nuestros campesinos terroristas, pero negarse a dar ese calificativo a las FARC.
Hemos visto soslayar el nombre de Dios en la Constitución y a la pobreza llegar. Nos están robando la libre expresión y engañan a la población con enormes cantidades de propaganda mentirosa y costosa.
Dos siglos después los hombres libres de este país ya estan al borde de su paciencia. Sería bueno que los nuevos opresores recordaran lo que pasó con similares en el pasado.
Sí antes luchamos contra la monarquía , ahora llamamos hacia las faldas del Pichincha a luchar contra el comunísmo, el chavísmo, la corrupción, la delincuencia, y la pobreza generada por la inoperancia de nuestros opresores.
OFICINA DE PRENSA PSP.
Página Web: www.lucio3.com
Temas Relacionados: Ing. Lucio Gutiérrez Borbúa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario